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Existen diferentes tipos de células madre en función de las características que presenten. En primer lugar, las células unipotentes, que son aquellas que producen solo un tipo de células. Se renuevan de forma constante y se puede extraer un fragmento de las mismas para su posterior implante.
Las células multipotentes, también conocidas como células mesenquimales, se localizan en la médula ósea y son las más apropiadas para el trasplante de tejidos o reparación de tejidos, ya que no suelen generar rechazo. Estas células madre multipotenciales pueden reparar tejidos, grasa de la médula ósea o cartílagos.
Por otro lado, se diferencian las células madre pluripotentes, que, son aquellas que surgen a partir de células reprogramadas genéticamente. Las células madre oligopotentes, que son las menos comunes y las células totipotentes, que se forman en el momento de la unión del óvulo y el espermatozoide.
¿Cómo se obtienen las células madre?
Las células madre provienen de distintas partes del cuerpo humano. La gran mayoría son procedentes de la médula ósea, que es la mayor productora de células madre del cuerpo humano. Sin embargo, existen otras fuentes de células madre, por ejemplo, la sangre ubicada en el cordón umbilical.
Además, otra de las fuentes principales de células madres es la sangre periférica que recorre el cuerpo humano. Estas células se emplean en trasplantes y son obtenidas mediante un proceso conocido como aféresis, en el que se realiza una separación de los diferentes tipos de células.
Los tratamientos de medicina regenerativa con células madre son una terapia innovadora que se encuentran a la orden del día por su gran capacidad para regenerar tejidos dañados.
En este tipo de terapias se utilizan células madre mesenquimales de la médula ósea, ya que poseen la capacidad de suprimir la inflamación y modular las respuestas de secreción de sustancias proinflamatorias. Las células empleadas son células madre multipotentes, a partir de las cuales se generan otras células.
Habitualmente, su aplicación se centra en la reparación, el reemplazo o regeneración de células, tejidos u órganos para recuperar cualquier función dañada, ya sea por defectos congénitos, traumatismos o por envejecimiento.
Las características de este tipo de tratamientos con células madre lo sitúan como una terapia prometedora, debido a su capacidad regenerativa, inmunomoduladora y antiinflamatoria.
Dada su capacidad para aumentar la densidad del cartílago, es una buena alternativa para pacientes jóvenes y para pacientes de avanzada edad.
El tratamiento con células madre es especialmente recomendable, en casos en los que se requiere regeneración o cicatrización del tejidos. Algunas de las patologías tratables con terapia de células madre son:
Lesiones cartilaginosas y de meniscos
Las lesiones deportivas más comunes son la rotura de menisco. La terapia con tratamientos de células madres, son de gran ayuda para la regeneración de los cartílagos.
Lesiones y fracturas óseas
Una de las enfermedades más comunes en las que se suele utilizar el tratamiento de células madre son: osteoporosis, esta enfermedad consiste en una degeneración de los en los tejidos óseos, volviéndose frágiles los huesos.
Artrosis
Es una forma de artritis y consiste en una enfermedad producida en las articulaciones y que como consecuencia, se produce un deterioro en el cartílago de la articulación afectada. Es muy común utilizar este tratamiento de células madres en el cartílago en la rodilla o en el hombro.
Lesiones de ligamentos y tendones
Otra de las lesionas deportivas más habituales en las clínicas traumatológicas son la rotura de ligamentos y tendones, concretamente, rotura de ligamento cruzado anterior. La utilización de esta terapia favorece la regeneración de los tejidos.
Necrosis óseas avasculares
Esta patología consiste en la muerte el tejido óseo del paciente como consecuencia de la falta de riego sanguíneo. Esta enfermedad también es conocida como osteonecrosis.
Te preguntarás para qué sirven las terapias con células madre.
Los tratamientos con células madre presentan muchos beneficios. En primer lugar, como se ha explicado, poseen la capacidad de regenerar tejidos y reparar lesiones de huesos, tendones y cartílagos.
Además, debido a su capacidad de secreción de sustancias proinflamatorias, las células madre contribuyen a reducir la inflamación, aliviando el dolor del paciente.
En aquellos casos en los que los pacientes tengan enfermedades crónicas que causan debilidad, este tratamiento puede ser de gran ayuda, pues las células madre ayudan a regenerar los tejidos y órganos que no son capaces de regenerarse por sí solos.